Tras los regios portones del Hostal del Tejadillo, podrá encontrar una auténtica casa de huésped colonial. Pinturas que muestran la ecléctica Habana, singulares piezas de cerámica o viajeros convertidos en estatuas de cobre, matizan la decoración de este parador. Su espacioso e iluminado lobby interpreta la cautivadora sala de una señorial casona habanera de los siglos XVIII y XIX, a la vez que ofrece el paso hacia un atractivo desayunador, bautizado Catedral, por la cercanía a la Iglesia y Plaza de la Catedral.
Cuenta, además, con dos patios interiores: La Arcada y La Yagruma, el primero muestra un mural evocador de los arcos de fachadas y galerías de la vetusta ciudad; y el segundo se destina al sosiego y a la contemplación, ambos son muestra del buen gusto y del deseo de cobijarle como en familia. |